miércoles, 11 de mayo de 2016

Leyendo Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo. Nivel II

Cartel de la representación teatral del CDN en 2003
Recogiendo el guante que lancé en la segunda presentación de la entrada anterior, el mejor homenaje a un autor es leer sus obras. Y como este año no solo se celebra el IV Centenario de la muerte de Cervantes, me gustaría recordar a alguien más.

Antonio Buero Vallejo, este autor maravilloso - que me apasiona por su sinceridad y estilo directo -, cumpliría cien años en 2016. Es, por tanto, su aniversario, por lo que me planteé, a principio de curso, rendirle el homenaje de leer su obra Historia de una escalera. La primera que le dio a conocer, la que impactó a la crítica y al público de 1949. La que nos sigue impactando hoy en día. En este enlace podéis ver una entrevista realizada en 1981 por el historiador Javier Tusell.

Sin embargo, el propio autor llegó a cansarse de ella, a decir que la detestaba y que era una obra inaguantable. No obstante, como comenta Virtudes Serrano en la edición de Austral - por mucho que le pesara a Buero -, "La pieza es pionera en el panorama del drama español de la época, ya que, en el momento de su estreno, la presencia del grupo social en el teatro daba lugar a situaciones melodramáticas, cómicas o grotescas, pero no se planteaba con ello una revisión seria y problemática de la vida de las clases populares". Con esto, quiere decir que fue trascendental para la renovación del teatro español de posguerra. En este enlace del blog aprendamosteatro, podéis ver un resumen de este periodo. Y, en este otro enlace, hay una presentación de Belén Otero, sacada del mismo blog.

Lo más atractivo de Historia de una escalera es la naturalidad con la que se presenta. Todo lo entendemos, incluso lo reconocemos, como sacado de lugares que nos son cercanos. La obra muestra una relación "atemporal" - aunque el tiempo se sitúa entre 1916 y 1947 - de varias familias de vecinos de una miserable escalera. Sus sueños, sus anhelos, sus deseos de avanzar en la vida son aplastados por su falta de acción y de progreso y vemos cómo la historia se repite, sin que los personajes puedan - o quieran- hacer nada por evitarlo.

Escenario tomado del blog aprendamosteatro.wordpress.com
Lo más destacado de la obra, para la época, radica en la sugerencia del autor al espectador de que reaccione, tras esta tragedia clásica. La situación del conflicto teatral se identifica con una catarsis liberadora y, tras ella, Buero Vallejo "nos pide" despertar, reflexionar. Después de ver cómo se desarrollan las vidas de los personajes de esa escalera durante treinta años, nos advierte para que modifiquemos el curso de las nuestras. Si lo consideramos.

Los personajes que nos presenta están frustrados de principio a fin. El desenlace del tercer acto - que tiene como premonición la caída del cántaro de leche del primero - es una explosión de toda esa frustración acumulada en las vidas conformistas de Fernando, Urbano, Elvira y Carmina, pero que provenía de las de sus padres, y que continuará en las de sus hijos. El eterno retorno se manifiesta claramente en escena.

Así pues, presenciamos unos personajes individuales que, en realidad, representan a un personaje colectivo que, introducido inteligentemente como un sainete, nos lleva a la concepción clásica de tragedia griega y a sentir su catarsis, como hemos dicho más arriba. Sin embargo, la intención de Buero es positiva, esperanzada. Con sus obras, con esta en concreto, pretende abrirnos una puerta a la transformación, a la mejora, a la esperanza. Porque, según dice, "los hombres no son necesariamente víctimas pasivas de la fatalidad". Buero cree en el hombre y en su capacidad de cambio. Tiene esperanzas.

Mis alumnos han visto en clase un documental elaborado por el Centro de Documentación Teatral, que pertenece a la serie "Teatro para ti" sobre Historia de una escalera. Es magnífico para contextualizarlo y dejar con la miel en los labios. Espero que sigan con las demás obras que tienen previsto realizar. Este documental tiene fragmentos de la representación del Centro Dramático Nacional del año 2003, de la que tenéis el cartel más arriba.

Yo asistí a aquella representación y me pareció excelente en ese momento. Sin embargo, me sorprendió que, el día que asistimos, en el último momento de ella, justo cuando Fernando (padre) y Carmina (madre) son conscientes de ese "eterno retorno", de esa tragedia griega, parte del público se rio. Y yo no comprendía por qué. A mí me había tocado tan hondo la seriedad de la obra, que me parecía inquietante que algunos de los espectadores se lo tomaran a risa. Quizá lo vieran como ese "sainete " del que disfrazó Buero a esta tragedia. Aquí os dejo el documental.



De Buero Vallejo hay tanto, que podríamos hacer un blog solo de su teatro y su vida. Pero me ha parecido interesante un programa de "La mitad invisible", que presentaba Juan Carlos Ortega, y que dedicó a Historia de una escalera en 2014. Este enlace os lleva a él.

Una de las afirmaciones de Buero Vallejo con las que más estoy de acuerdo, y que os dejo, es la que escribió ante el estreno de Historia de una escalera en 1950:

"La fuerza del teatro está en las pasiones y en la vida 
más que en las ideas o soluciones absolutas; 
en sugerir y conmover más que en afirmar"

Conmuévete conmigo.